Un mutante en extinción
PERPLEXUS
De apariencia inocente, como quien no ha roto un plato en su vida, estos seres que se encuentran entre nuestros alumnos nos observan atentamente sin llegar a interactuar en absoluto con su entorno.
Su personalidad es tranquila, pausada, obediente y sumisa puesto que su objetivo es el anonimato. Algunos especímenes han llegado a desarrollar una membrana auricular que se sitúa entre el oído medio y el oído externo que les permite aislarse de los sonidos provenientes del exterior. El resultado es un espectador atento que ni oye, ni escucha ni mucho menos aprende.
En el espacio del aula son alumnos excelentes mientras el docente expone contenidos, los compañeros corrigen actividades y la experiencia de aprendizaje se desarrolla en su periferia. Por contra, la focalización imprevista sobre su persona genera un estado de alteración e incomodidad. A cualquier pregunta que se le realice siempre responde de la misma manera: "¿qué?"
Ante estas situaciones que alteran su zona de confort, el mutante Perplexus necesita unos segundos de adaptación (en los que repliega las membranas auditivas) y procede a generar una respuesta evasiva conocida como "excusa". Puesto que su aportación al proceso de enseñanza-aprendizaje es prácticamente nula, el docente inexperto suele preguntar entonces a otro alumno en busca de una respuesta satisfactoria.
Tras el sobresalto, el Perplexus vuelve a replegarse en la quietud y el sosiego de su estado habitual. Se han descubierto algunos especímenes que, mediante el uso de una vestimenta especial y la segregación de unas feromonas concretas, consiguen desarrollar una especie de manto de invisibilidad que los inmuniza por completo de su entorno. Evidentemente, sus resultados académicos son mediocres (en el sentido literal de medianía) puesto que también ha desarrollado la habilidad de superar las pruebas básicas utilizando la memorización mecánica.
Actualmente existe una ardua polémica sobre su origen. Mientras que algunos investigadores defienden que estos seres son descendientes directos de los antiguos alumnos que solían poblar las últimas filas del aula, hecho que presupone la existencia de un gen adquirido, otros autores defienden -quizá con mayor criterio- que esta nueva especie es un producto natural de un entorno apático y desinteresado, es decir, la constante repetición en los patrones de enseñanza, la monotonía del proceso y la parsimonia de unas técnicas obsoletas en la actualidad son un caldo de cultivo excelente para la proliferación de esta especie.
Esta última hipótesis se ha visto reforzada gracias a los experimentos realizados en algunas de las aulas donde podemos encontrar a estos extraños seres: la utilización de una dinámica inclusiva, la gamificación, el aprendizaje basado en proyectos, la autoevaluación, el uso didáctico de la tecnología y otras prácticas innovadoras han logrado revertir la exclusión de este mutante revelando que se trata de un ser dual capaz de integrarse perfectamente en el aula si el medio lo permite.
Su personalidad es tranquila, pausada, obediente y sumisa puesto que su objetivo es el anonimato. Algunos especímenes han llegado a desarrollar una membrana auricular que se sitúa entre el oído medio y el oído externo que les permite aislarse de los sonidos provenientes del exterior. El resultado es un espectador atento que ni oye, ni escucha ni mucho menos aprende.
En el espacio del aula son alumnos excelentes mientras el docente expone contenidos, los compañeros corrigen actividades y la experiencia de aprendizaje se desarrolla en su periferia. Por contra, la focalización imprevista sobre su persona genera un estado de alteración e incomodidad. A cualquier pregunta que se le realice siempre responde de la misma manera: "¿qué?"
Ante estas situaciones que alteran su zona de confort, el mutante Perplexus necesita unos segundos de adaptación (en los que repliega las membranas auditivas) y procede a generar una respuesta evasiva conocida como "excusa". Puesto que su aportación al proceso de enseñanza-aprendizaje es prácticamente nula, el docente inexperto suele preguntar entonces a otro alumno en busca de una respuesta satisfactoria.
Tras el sobresalto, el Perplexus vuelve a replegarse en la quietud y el sosiego de su estado habitual. Se han descubierto algunos especímenes que, mediante el uso de una vestimenta especial y la segregación de unas feromonas concretas, consiguen desarrollar una especie de manto de invisibilidad que los inmuniza por completo de su entorno. Evidentemente, sus resultados académicos son mediocres (en el sentido literal de medianía) puesto que también ha desarrollado la habilidad de superar las pruebas básicas utilizando la memorización mecánica.
Actualmente existe una ardua polémica sobre su origen. Mientras que algunos investigadores defienden que estos seres son descendientes directos de los antiguos alumnos que solían poblar las últimas filas del aula, hecho que presupone la existencia de un gen adquirido, otros autores defienden -quizá con mayor criterio- que esta nueva especie es un producto natural de un entorno apático y desinteresado, es decir, la constante repetición en los patrones de enseñanza, la monotonía del proceso y la parsimonia de unas técnicas obsoletas en la actualidad son un caldo de cultivo excelente para la proliferación de esta especie.
Esta última hipótesis se ha visto reforzada gracias a los experimentos realizados en algunas de las aulas donde podemos encontrar a estos extraños seres: la utilización de una dinámica inclusiva, la gamificación, el aprendizaje basado en proyectos, la autoevaluación, el uso didáctico de la tecnología y otras prácticas innovadoras han logrado revertir la exclusión de este mutante revelando que se trata de un ser dual capaz de integrarse perfectamente en el aula si el medio lo permite.
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